La Embajada de Estados Unidos en Bogotá emitió una alerta urgente recomendando a sus ciudadanos “reconsiderar” cualquier viaje al Valle del Cauca, tras el atentado terrorista ocurrido el pasado 21 de agosto en Cali. El ataque, atribuido al frente Jaime Martínez de las disidencias de las FARC, dejó al menos siete muertos y más de 70 heridos. La sede diplomática advierte que los delitos violentos, como robos a mano armada y asesinatos, son comunes en la región, y que grupos terroristas están activos en varias zonas.
La medida incluye restricciones para empleados del gobierno estadounidense que trabajan en Colombia, quienes tienen prohibido viajar al Valle del Cauca debido a los riesgos actuales. Este tipo de advertencia no se emitía desde hace más de una década, cuando regiones como Arauca o el Catatumbo eran señaladas por su alta peligrosidad. Que una ciudad como Cali la tercera más importante del país sea vetada por una potencia extranjera, marca un retroceso alarmante en materia de seguridad urbana.
El atentado con carro bomba frente a la Base Aérea Marco Fidel Suárez ha sido considerado uno de los más graves en los últimos años. La Defensoría del Pueblo emitió una Alerta Temprana de Inminencia para municipios como Riofrío, Trujillo y Bolívar, donde se prevé una posible confrontación entre grupos armados como el ELN, el Ejército Gaitanista y los Rastrojos Nueva Generación. La militarización de Cali y la cancelación de eventos masivos evidencian el impacto directo en la vida civil y el turismo.
Mientras el embajador estadounidense John McNamara expresó su solidaridad con las víctimas y condenó los ataques, sectores empresariales y turísticos de Cali calificaron la advertencia como un “doloroso mensaje” que golpea la imagen internacional de la ciudad. El llamado ahora es al Gobierno Nacional para que refuerce la seguridad y evite que el Valle del Cauca se convierta nuevamente en un epicentro de violencia prolongada.