La Fiscalía General de la Nación presentó ante un juez de control de garantías a Walter Esteban Yonda Ipía, alias “Sebastián”, y Carlos Steven Obando Aguirre, como presuntos responsables del traslado y activación de dos camiones cargados con explosivos tipo “tatucos” en inmediaciones de la Escuela Militar de Aviación Marco Fidel Suárez, en Cali. El atentado, ocurrido el pasado 21 de agosto, dejó al menos seis personas muertas y más de 70 heridas, entre ellas una mujer embarazada y un menor de edad.
Según la investigación, los vehículos habrían partido desde Corinto (Cauca) y atravesado varios municipios del suroccidente colombiano antes de llegar a Cali. Uno de los camiones explotó tras una colisión, mientras que el segundo no logró ser activado. La comunidad impidió la fuga de los señalados, quienes fueron capturados en flagrancia y entregados a la Policía Nacional. La Fiscalía les imputará cargos por terrorismo, homicidio agravado, concierto para delinquir y uso de explosivos, delitos que podrían acarrear penas superiores a los 40 años de prisión.
Las autoridades mantienen la hipótesis de que detrás del ataque estaría la estructura ‘Jaime Martínez’, brazo armado de las disidencias de las Farc bajo el mando de alias Iván Mordisco. Alias “Sebastián”, de 23 años, aparece en redes sociales con uniforme camuflado y fotografías de líderes guerrilleros, lo que refuerza su presunta vinculación con el Estado Mayor Central (EMC). El presidente Gustavo Petro calificó el hecho como “brutal, de terror” y lideró un consejo de seguridad en la ciudad para reforzar las medidas preventivas.
Mientras avanza el proceso judicial, Cali intenta recomponerse del golpe. Las víctimas, en su mayoría civiles, siguen recuperándose física y emocionalmente. La comunidad exige justicia, pero también garantías de no repetición. En medio del dolor, la ciudad se aferra a la esperanza de que este atentado no quede impune y que la verdad se abra paso entre los escombros.