La tensión en el Caribe alcanzó niveles críticos tras el arribo de tres destructores estadounidenses a aguas cercanas a Venezuela, en lo que Washington califica como operaciones contra el narcotráfico. La maniobra se suma al aumento de la recompensa por Nicolás Maduro, que ahora asciende a 50 millones de dólares, y ha encendido las alarmas en toda la región. En Colombia, el presidente Gustavo Petro lanzó una advertencia que sacudió el tablero económico: una intervención militar en Venezuela podría provocar la quiebra de Ecopetrol.
Durante un encuentro con la Rama Judicial en Bogotá, Petro aseguró que una acción armada de esa magnitud desplomaría el precio internacional del crudo a 50 dólares por barril, nivel que pondría en jaque a la estatal petrolera colombiana. “Ecopetrol quiebra si el precio internacional del petróleo es de 50 dólares, demostrado técnicamente”, afirmó el mandatario. La declaración no solo revela la fragilidad energética del país, sino que expone el riesgo de una crisis económica en caso de que el conflicto escale.
El presidente también advirtió sobre el impacto migratorio que tendría una guerra en el país vecino. Colombia, que ya alberga a cerca de 2,8 millones de venezolanos, podría ver triplicada esa cifra si estalla una confrontación. “Los números se nos disparan”, dijo Petro, quien insistió en que el camino debe ser diplomático y no bélico.
Mientras Estados Unidos intensifica su presión militar y Maduro moviliza a más de 4 millones de milicianos, Colombia queda atrapada entre dos fuegos: el de la geopolítica continental y el de su propia dependencia petrolera. En este escenario, la paz no solo se juega en Caracas, sino también en los precios del barril.