Con aplausos, cámaras y comunidad presente, la vicepresidenta Francia Márquez inauguró en su natal Suárez, Cauca, un muelle de madera destinado a embarcaciones pequeñas tipo panga. La obra, ubicada en una zona de alto tránsito fluvial, busca facilitar el transporte de productos y personas en el Pacífico colombiano, donde la conectividad sigue siendo un reto. Márquez celebró el proyecto como un paso hacia la dignificación de los territorios históricamente olvidados.
Aunque el acto fue presentado como una “megaobra”, en redes sociales surgieron críticas por el tamaño y materiales del muelle. El congresista Miguel Polo Polo cuestionó el impacto de la infraestructura y comparó su costo con el atuendo de diseñador que llevaba la vicepresidenta ese día. A pesar de la polémica, líderes locales destacaron que el muelle representa una mejora concreta para las comunidades ribereñas, que por años han operado sin condiciones mínimas de embarque.
La obra fue financiada por el Gobierno Nacional como parte de los compromisos del Ministerio de Igualdad, liderado por Márquez, para fortalecer la infraestructura en zonas rurales y afrodescendientes. Aunque pequeña en escala, el muelle se convierte en símbolo de presencia institucional en un territorio marcado por el abandono. Para muchos, más allá de la madera, lo que se inauguró fue una promesa: que el Pacífico también merece obras, atención y respeto.