El Gobierno nacional oficializó el nombramiento de Juliana Guerrero, una joven de 23 años oriunda de Codazzi, Cesar, como nueva viceministra de Juventudes en el Ministerio de Igualdad. Su llegada, en reemplazo de Pablo Mateo Zabala Vargas, ha encendido las redes y los pasillos políticos por su cercanía con el ministro Armando Benedetti y por los cuestionamientos que rodean su gestión.
Guerrero asume la dirección del programa Jóvenes en Paz, una iniciativa que el propio presidente Gustavo Petro calificó como “un fracaso”, al revelar que de los 100.000 jóvenes proyectados, apenas 432 se han vinculado. La nueva viceministra tendrá que levantar un barco que, según expertos, hace agua por todos lados.
Pero el escándalo no termina ahí. La Procuraduría investiga a Guerrero por el presunto uso de aeronaves oficiales de la Policía para fines personales, incluyendo un viaje a Valledupar y otro a Aguachica, donde habría intervenido en decisiones internas de la Universidad Popular del Cesar. Hasta ahora, la funcionaria no ha dado declaraciones públicas sobre el tema.
Con una hoja de vida sin título universitario y una carrera política construida en los círculos juveniles del Pacto Histórico, Guerrero se convierte en una de las caras más visibles de la agenda de juventud del Gobierno. Su reto será demostrar que no solo llegó volando, sino que puede aterrizar resultados concretos.