La tarde del jueves 14 de agosto, Montería fue testigo de un acto de humanidad que evitó una tragedia. Joel Agámez, transitaba por la intersección de la carrera 15 con calle 30 cuando escuchó un llanto débil proveniente de una zona de escombros. Al acercarse, descubrió una escena estremecedora: una bebé de apenas dos días de nacida, envuelta en una bolsa de basura y cubierta por tierra. Sin dudarlo, Joel la tomó entre sus brazos, la cubrió con su camiseta y la llevó a una vivienda cercana en busca de ayuda urgente.
Por fortuna, en esa casa se encontraba Lina Arrieta, una joven madre en proceso de lactancia, quien al ver a la bebé actuó con determinación. “Actué desde mi vocación, desde mi instinto de madre”, expresó Lina, quien procedió a limpiarla, brindarle abrigo y alimentarla. Su intervención fue clave para estabilizar a la menor mientras se notificaba a las autoridades. Ambos ciudadanos, sin vínculo previo entre sí, se convirtieron en protagonistas de una historia que hoy conmueve a Montería.
El gesto de Joel y Lina ha sido reconocido por vecinos, autoridades y usuarios en redes sociales, quienes los califican como héroes silenciosos. Mientras se adelantan las investigaciones para esclarecer las circunstancias del abandono, la bebé permanece bajo observación médica y en proceso de protección institucional. El alcalde Hugo Kerguelén calificó el hecho como “doloroso y decepcionante” y pidió colaboración ciudadana para avanzar en el caso.
Este episodio no solo evidencia la vulnerabilidad de la infancia, sino también el poder de la acción ciudadana. Joel y Lina actuaron desde la empatía, demostrando que, en medio de la adversidad, aún existen gestos capaces de cambiar el destino de una vida. La historia de esta bebé es hoy también la historia de quienes decidieron no mirar hacia otro lado.