En plena visita a Tierralta, Córdoba, el presidente Gustavo Petro sorprendió al anunciar que su gobierno inició conversaciones de paz con el Clan del Golfo fuera de Colombia. El mandatario, frente a líderes y comunidad, confirmó que el diálogo es con el autodenominado Ejército Gaitanista de Colombia, considerado el grupo armado más grande y con mayor presencia en el país.
Según Petro, el objetivo es frenar las finanzas ilegales que alimentan la violencia, aunque advirtió que el avance del proceso depende de un proyecto de ley de sometimiento que sigue sin apoyo en el Congreso. Este anuncio llega en medio de críticas a la política de “paz total”, cuestionada por el aumento de la violencia en varias regiones.
No es la primera vez que el gobierno intenta un acercamiento: en diciembre de 2022 se había declarado un cese al fuego con el Clan del Golfo, que se rompió tres meses después por ataques contra la población civil. Desde entonces, las conversaciones han tenido altibajos, incluyendo la revocatoria de órdenes de captura a varios cabecillas para facilitar una fase de exploración.
Aunque Petro no reveló detalles sobre las condiciones de este nuevo diálogo, el momento político es clave. La mesa de negociación con el Clan del Golfo podría convertirse en un punto de inflexión para la “paz total” o en un nuevo capítulo de tensiones entre el gobierno y sus críticos. Por ahora, el país queda a la expectativa de si este intento logra resultados concretos o se suma a la lista de procesos que se quedan en promesas.