La noche del lunes 4 de agosto, en plena Casa de Nariño, se armó una reunión poco común; más de 20 influenciadores, creadores de contenido digital y representantes de medios alternativos fueron invitados a sentarse con el presidente Gustavo Petro y su equipo cercano. Entre los asistentes estuvieron Alfredo Saade, jefe de Despacho; Armando Benedetti, ministro del Interior; y Angie Rodríguez, directora administrativa de la Presidencia.
Aunque el motivo oficial no fue aclarado, todo apunta a que el encuentro giró en torno a cómo mejorar la comunicación del Gobierno en su recta final. Los invitados hablaron de propuestas para fortalecer el mensaje del Ejecutivo, justo cuando se esperaba una alocución presidencial sobre la reforma a la salud. Este tipo de acercamientos no son nuevos; durante el actual mandato ha sido evidente el uso de influencers para respaldar la gestión presidencial.
Voces como la del exfuncionario Gustavo Bolívar ya habían dicho que estas figuras eran clave para “desmentir calumnias y aclarar tergiversaciones”. Pero esa narrativa también ha generado ruido, sobre todo por los millonarios contratos revelados en plataformas oficiales. Nombres como Celso Tete, ‘Wally’ y ‘Don Izquierdo’ han salido a relucir por su presencia activa en redes y por estar vinculados a contratos estatales o entidades públicas como RTVC, ahora bajo la dirección de Hollman Morris.
Mientras unos defienden esta estrategia como una forma de modernizar la comunicación política, otros la ven como un uso cuestionable de recursos públicos. Lo cierto es que el Gobierno quiere ganar la batalla narrativa en redes, y para eso, parece que los likes también cuentan.