La vicepresidenta Francia Márquez vuelve al centro del debate público tras revelarse que ha realizado 130 vuelos en aeronaves de la Fuerza Pública, incluyendo helicópteros UH-60 Black Hawk, con un costo superior a los 2.869 millones de pesos para el Estado colombiano. Aunque Márquez ha justificado el uso de estos medios por razones de seguridad tras un atentado frustrado con explosivos cerca de su residencia en Dapa, Valle del Cauca, sus declaraciones como “de malas, lo voy a seguir usando” han sido calificadas como arrogantes y desconectadas del discurso de austeridad que promovió en campaña.
En redes sociales, figuras como Abelardo De la Espriella han cuestionado duramente a Márquez, calificándola como “una estafa política” y acusándola de haber traicionado el relato de inclusión que la llevó al poder. De la Espriella afirma que Márquez fue instrumentalizada por Petro y que hoy, sin ministerio ni presupuesto, se presenta como víctima de un sistema que ella misma ayudó a instalar. La crítica se intensifica tras la decisión de la Corte Constitucional de declarar inexequible el Ministerio de Igualdad, dejando a Márquez sin cartera ni herramientas reales de gestión.
El caso ha reactivado tensiones internas en el gobierno, especialmente tras el discurso de Márquez en Cali, donde denunció haber sido “celebrada, instrumentalizada y luego desechada” por el mismo proyecto político que la impulsó. Petro respondió negando cualquier discriminación y acusando a Márquez de promover una “calumnia contra el gobierno”. Mientras tanto, líderes como Benedetti y Saade también enfrentan cuestionamientos por su rol en el deterioro institucional que vive el país.