La llegada de Amaranta Hank nombre artístico de Alejandra Omaña al Ministerio de Igualdad como asesora de comunicaciones ha encendido una tormenta política que va más allá de su pasado como actriz de cine para adultos. Su nombramiento, avalado por el ministro Carlos Rosero y respaldado públicamente por el presidente Gustavo Petro, ha generado tensiones internas en el gabinete, especialmente con la vicepresidenta Francia Márquez, quien habría amenazado con renunciar si se concretaba la vinculación de Hank y del viceministro Juan Carlos Florián.
Durante el Consejo de Ministros, Petro defendió con vehemencia a Hank, calificándola como una figura clave en la lucha por los derechos de las trabajadoras sexuales y la inclusión social. En una frase que desató aún más controversia, el mandatario afirmó: “A mí nadie que sea n3gro me va a decir que hay que excluir un actor porno que creó un sindicato en París”. La declaración, considerada por muchos como racista y despectiva, evidenció el profundo quiebre entre Petro y Márquez, quien ya había sido relegada del Ministerio en febrero tras múltiples desacuerdos sobre el rumbo de la cartera.
Más allá del escándalo mediático, Amaranta Hank ha participado activamente en eventos del Ministerio de Igualdad desde 2024, acompañando a comunidades de trabajadoras sexuales en procesos de formación, seguridad y defensa de derechos. Su perfil como periodista, escritora y activista feminista ha sido eclipsado por el debate público centrado en su pasado, lo que ha reabierto discusiones sobre moralidad, inclusión y el derecho a la reinvención profesional en el sector público.