Colas interminables, citas agotadas y usuarios desesperados: así se vive la crisis de pasaportes en Colombia. La Cancillería reconoció que el sistema de agendamiento “está a su máxima capacidad”, con más de 4.600 citas gestionadas cada día solo en Bogotá. La alta demanda ha desbordado la infraestructura disponible, generando largas filas desde la madrugada y dejando a miles de ciudadanos sin posibilidad de renovar o tramitar su documento. ¿Qué está pasando en el país para que tantos quieran salir?
El problema no es solo de agendamiento. La raíz está en la incertidumbre sobre quién producirá los pasaportes a partir del 1 de septiembre, cuando vence el contrato con Thomas Greg & Sons. El Gobierno, liderado por Gustavo Petro, ha intentado avanzar con un nuevo modelo estatal junto a la Imprenta Nacional y la Casa de la Moneda de Portugal, pero los retrasos técnicos y jurídicos han encendido las alarmas. Incluso se habla de una “urgencia manifiesta” para evitar que el país se quede sin pasaportes.
La situación ha generado críticas desde distintos sectores. El procurador Gregorio Eljach advirtió que el caos pone en vilo derechos fundamentales como la libre movilidad. Mientras tanto, miles de colombianos buscan alternativas como el pasaporte de emergencia, que solo se otorga en casos extremos. La falta de claridad y las contradicciones dentro del Gobierno han convertido este trámite en una odisea que refleja una crisis institucional más profunda.
En redes sociales, el descontento crece. “¿Será que todos quieren irse del país?”, se preguntan con ironía. Lo cierto es que el pasaporte, más que un documento, se ha convertido en símbolo de frustración, burocracia y desconfianza. Y mientras el Gobierno improvisa soluciones, los ciudadanos siguen esperando en la fila, en la web, o en silencio que alguien les garantice su derecho a salir… o simplemente a planear un futuro.