«No pude abrazarla por última vez”: El actor Jorge Cao no pudo asistir al funeral de su hija en Cuba

El reconocido actor cubano Jorge Cao, radicado en Colombia desde hace más de tres décadas, atraviesa uno de los momentos más desgarradores de su vida: la muerte de su hija Maricel Luz, quien falleció en Cuba hace mes y medio a causa de un agresivo cáncer. En una entrevista concedida al programa Lo Sé Todo, el artista reveló que no pudo viajar para despedirse de ella ni asistir a su funeral. “No podía moverme de acá, estaba ocupado, no podía parar… hice el duelo desde aquí y lo sigo haciendo”, confesó con la voz entrecortada.

Cao, de 81 años, explicó que además de sus compromisos laborales, enfrenta serias dificultades para regresar a su país natal, al que no ha vuelto desde hace más de 15 años. La distancia, sumada a la rapidez con la que avanzó la enfermedad, le impidió acompañar a su hija en sus últimos días. “Todo sucedió en un mes, desde que se descubrió su estado de salud hasta su despedida. Fue muy duro para mí”, relató el actor, quien ha sido parte de producciones emblemáticas como Pasión de Gavilanes y La ley del corazón.

La pérdida de Maricel no solo dejó un vacío irreparable en su vida, sino que también marcó un punto de no retorno con su tierra natal. “Hace quince años no voy a Cuba y ahora ya creo que no regresaré nunca más. Casi toda mi familia ya no está en este plano. Mi última pérdida fue mi hija”, expresó con resignación. Aunque durante años soñó con volver a caminar por las calles de La Habana, hoy dice haber encontrado consuelo en las montañas de Bogotá, ciudad que considera su hogar.

Conmovido, Jorge Cao compartió que ha optado por mantener su vida personal en reserva, pero esta vez sintió la necesidad de hablar desde el dolor. “Colombia ha sido mi segunda patria. Amo este país y amo a su gente, y siento que ellos también me aman”, dijo con gratitud. Su testimonio ha tocado el corazón de miles de seguidores, quienes le han enviado mensajes de apoyo y admiración por su fortaleza. Porque no hay dolor más hondo que el de un padre que no pudo decir adiós.