La justicia vuelve a quedarse en veremos. La audiencia preparatoria contra Cristian Petro y Juan Soto fue suspendida una vez más, luego de que su abogado, Lesmer Quintero, recusara al juez del Juzgado Penal del Circuito de Sahagún. Aunque el togado no aceptó el argumento, el proceso quedó congelado hasta que el Tribunal Superior de Montería, Sala Penal, decida si la recusación procede o no.
Este nuevo episodio se suma a una cadena de aplazamientos que ha marcado el caso desde sus inicios, generando malestar entre las partes y dejando en el aire la sensación de que se está jugando con los tiempos de la justicia. Para muchos, estas maniobras no son más que una estrategia para dilatar el proceso y desgastar a quienes exigen respuestas.
Mientras tanto, las víctimas siguen esperando que el caso avance y que se esclarezcan los hechos. Cada suspensión no solo retrasa el juicio, sino que también erosiona la confianza ciudadana en el sistema judicial, que parece más dispuesto a tolerar el enredo que a garantizar justicia oportuna.
Ahora la pelota está en manos del Tribunal, pero la pregunta sigue siendo la misma: ¿cuál es el verdadero juego detrás de tantas trabas? Porque si la justicia se convierte en espectáculo, los únicos que pierden son los que aún creen en ella.