La visita del presidente Gustavo Petro a Ecuador en mayo de 2025 sigue generando controversia. Tras asistir a la posesión del mandatario Daniel Noboa en Quito, el jefe de Estado colombiano se trasladó a Manta, donde permaneció dos días en una casa de lujo ubicada en el exclusivo sector Marina Blue. Aunque el Gobierno ha insistido en que se trató de una “agenda privada”, no se han entregado detalles oficiales sobre el motivo del desplazamiento ni sobre sus anfitriones.
La polémica creció cuando se conoció que la propiedad donde se habría alojado Petro estaría vinculada a José Francisco Fernández Zapata, un empresario y capitán de barco pesquero asesinado a tiros el 2 de junio en el cementerio Jardines del Edén, en Manta. Fernández fue atacado por sicarios mientras visitaba la tumba de su padre, en presencia de sus hijos. La Policía ecuatoriana investiga el crimen bajo estricta reserva, sin descartar posibles móviles relacionados con su entorno empresarial o conexiones más sensibles.
Aunque no existen pruebas que vinculen directamente al presidente Petro con el asesinato, el hecho ha despertado sospechas y especulaciones sobre si Fernández tenía información relevante sobre la visita presidencial. El ministro del Interior de Ecuador, John Reimberg, confirmó que Petro estuvo en Manta y que no salió de la casa durante su estadía, pero evitó pronunciarse sobre posibles reuniones o vínculos con actores locales.
La Presidencia de Colombia ha negado cualquier relación con alias “Fito”, capo del narcotráfico capturado días después en la misma ciudad, y ha calificado como “falsas” las versiones que lo vinculan con el mandatario. Sin embargo, la falta de claridad sobre la agenda en Manta y la coincidencia con el asesinato de Fernández han alimentado el debate público sobre la transparencia en los viajes oficiales y la seguridad diplomática en contextos de alta tensión regional