El expresidente Juan Manuel Santos volvió a tomar la palabra, esta vez con tono firme y sin rodeos, para marcar distancia del Gobierno Petro y encender las alarmas sobre lo que considera una preocupante deuda histórica: el incumplimiento del Acuerdo de Paz. “No voté por él, no lo apoyé. Lo único que le pedí fue implementar el acuerdo, cosa que no ha hecho”, dijo con una claridad que no deja lugar a ambigüedades.
Su mayor inquietud no es política, es humana: la seguridad y el abandono de los territorios donde antes reinaba el conflicto. Con voz pausada, pero cargada de preocupación, Santos señaló que la falta de implementación está detrás de crisis como la del Catatumbo. Allí, dijo, los procedimientos de protección pactados en La Habana simplemente “no se cumplieron”, y el resultado ha sido más violencia y más olvido.
“No se trata de culpas individuales, sino de una voluntad que no hemos visto, ni en este Gobierno ni en el anterior”, advirtió, como quien sabe que el tiempo corre y que la paz no se siembra sola. Aún hay tiempo, asegura, pero el reloj institucional y el del país profundo no perdona aplazamientos.
Además, Santos se mostró preocupado por la reciente decisión de suspender la regla fiscal, recordando que fue justamente esa norma la que ayudó a recuperar la confianza en la economía. “Romper esa regla es romper con la estabilidad que tanto costó conseguir”, sentenció el Nobel, con el aplomo de quien ya vivió esa película.