Desde el Palacio de San Carlos, la canciller Laura Sarabia oficializó la posesión de Iván Velásquez como nuevo embajador de Colombia ante la Santa Sede. El exministro de Defensa asume el cargo en un momento clave para la diplomacia internacional, tras recibir el beneplácito del Vaticano y con la llegada del papa León XIV como telón de fondo. El Gobierno apuesta por su experiencia para reforzar una política exterior centrada en el diálogo, los derechos humanos y la paz.
Velásquez, reconocido por su trayectoria en la lucha contra la corrupción y su paso por entidades como la Corte Suprema y la Cicig en Guatemala, llega a Roma tras una salida agitada del gabinete Petro en febrero pasado. Su renuncia como ministro de Defensa se dio en medio de tensiones internas y reacomodos políticos que marcaron el inicio del año para el Ejecutivo.
El nuevo embajador reemplaza a Alberto Ospina Carreño y tendrá la tarea de representar a Colombia ante uno de los escenarios más simbólicos del poder espiritual y diplomático global. Su llegada coincide con un momento de transición histórica para la Iglesia católica y con una agenda bilateral que incluye temas como paz, justicia social y cooperación humanitaria.
Con este nombramiento, el Gobierno busca consolidar su presencia en el Vaticano y tender puentes con el nuevo pontífice. La misión de Velásquez no será solo protocolaria: deberá articular los esfuerzos del Estado colombiano en escenarios donde la fe, la política y los derechos humanos se cruzan. El reto está servido, y el púlpito ahora es diplomático.