La madrugada de este miércoles, el municipio de Valdivia, Antioquia, fue escenario de un brutal ataque contra la estación de Policía, presuntamente ejecutado por el ELN. En medio del fuego cruzado, la patrullera María Alejandra Vieda Almario, de tan solo 23 años, perdió la vida tras ser trasladada de urgencia a un centro médico. El caos se intensificó cuando las autoridades hallaron un posible artefacto explosivo junto a una bandera del grupo insurgente, aumentando la tensión en una región que ya vive bajo el miedo constante.
El conflicto armado sigue arrebatando vidas y desplazando comunidades. En Valdivia, la violencia se ha recrudecido con enfrentamientos entre el ELN, las disidencias de las Farc y el Clan del Golfo, dejando a su paso cientos de desplazados y la destrucción de artefactos explosivos dirigidos contra civiles y militares. La guerra por el control territorial ha convertido a este rincón de Antioquia en un campo de batalla, donde la población paga el precio más alto.
Mientras el Ejército refuerza su presencia y los operativos de seguridad continúan, la incertidumbre crece entre los habitantes, quienes temen que este ataque sea solo el principio de una escalada aún mayor. Las calles, antes testigos de la cotidianidad campesina, hoy son marcadas por las huellas de la guerra, recordando que la paz sigue siendo un sueño esquivo para muchas regiones del país.
El conflicto en Colombia parece estar retomando su fuerza con nuevos episodios de violencia que sacuden a Antioquia y otras zonas estratégicas del país. La pregunta que resuena en cada rincón es: ¿Cuánto más deberá soportar la población antes de ver un verdadero cambio?