El clima político en Colombia está al rojo vivo tras el atentado contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay en Bogotá. A raíz del grave suceso, el presidente Gustavo Petro convocó una reunión de seguridad con los líderes de los partidos políticos, pero el llamado terminó en un desplante masivo.
Cambio Radical y el Partido Liberal marcaron distancia, negándose a asistir a la reunión como un acto de protesta contra el gobierno. A través de un comunicado, los partidos criticaron duramente el discurso presidencial y el panorama de violencia que azota al país, dejando claro que no confían en las decisiones de la Casa de Nariño.
El rechazo más contundente vino de Cambio Radical, que, liderado por Germán Vargas Lleras, exigió que Petro cese lo que consideran una ofensiva contra la oposición. La negativa a participar en la reunión evidencia una fractura política cada vez más profunda, mientras la seguridad electoral sigue pendiendo de un hilo.
La polémica está servida y las redes sociales explotan con opiniones divididas. ¿Diálogo roto o crisis de liderazgo? Lo único seguro es que este nuevo escándalo agrega más fuego a la tensión política que vive el país.