Si hay algo que los motociclistas en Montería han aprendido a dominar, además del tráfico, es el sol implacable que parece decidido a convertir cada viaje en una prueba de resistencia. Pero la solución ha llegado: una carpa de plástico que se instala sobre la moto y protege al conductor de los rayos inclementes.
Este curioso invento, que ya se usa en varias partes del mundo, ha despertado el interés de los monterianos, quienes ven en él una alternativa para no terminar rostizados en cada trayecto.
Con las temperaturas en ascenso, muchos ya consideran que esta carpa podría convertirse en el accesorio más codiciado del año.