En medio de la oscuridad y la incertidumbre, un gesto de humanidad devolvió la esperanza. Cerca de las 10:00 p.m. del pasado 11 de mayo, un ciudadano quedó varado sobre el Anillo Vial, a la altura de la entrada del Carmen de Tonchalá, un sector donde los atracos en moto son frecuentes.
Justo cuando el miedo comenzaba a invadirlo, apareció el conductor de la buseta 682 de la empresa Trasan, quien, sin dudarlo, detuvo su vehículo, se bajó y lo remolcó hasta un sitio seguro, arriesgándose sin conocerlo.
Este acto de valentía rompe con la indiferencia que muchas veces domina las calles. El desconocido conductor no esperó reconocimiento ni recompensas; simplemente decidió ayudar, demostrando que aún existen personas dispuestas a tender la mano sin esperar nada a cambio. Un héroe anónimo que merece ser visibilizado, para recordar que la solidaridad sigue viva.