Lo que empezó como una noche de goce, vallenato y caderas desbocadas en la tarima de Purísima terminó siendo un capítulo más de la serie “Ana del Castillo y sus objetos perdidos”. Esta vez, el protagonista invitado fue nada más y nada menos que Ridermania, quien subió a bailar con la diva del vallenato, y sin querer (o queriendo) armó el revuelo nacional.
En pleno zarandeo, el celular de Ridermania se le cayó del bolsillo trasero (sí, ese mismo que lo ha hecho víctima de bullying digital por mostrar más de la cuenta). Hasta ahí, todo bien. Pero horas después, Ana salió en sus redes a denunciar que le habían robado el celular y ofreció una recompensa de dos milloncitos al estilo el que lo encuentre, que me llame, que es confidencial. De inmediato, Sherlock TikTok y la comunidad CSI de Instagram unieron pistas: video en mano, señalaron al pobre Rivermania como el presunto ‘ladrón en tarima’.
Las redes ardieron, la moral se cuestionó y la orientación sexual de Ridermania se convirtió en debate nacional, hasta que el susodicho salió con video y celular en mano a ponerle fin al novelón. “¡Este es el mismo celular del video!”, gritó con más indignación que un personaje de Betty la Fea. “Me están diciendo ladrón y marica por qué me ve la raja atrás, y ni pa’ marica sirvo porque sufro de hemorroides”, remató, dejando claro que su única relación con el delito fue haber tenido la cola muy expuesta.
Dicen que en Purísima no hubo robo, sino ron y otras cositas más, y que Ana del Castillo y Ridermania se pasaron de copas, de tragos… y de vueltas en la tarima. Entre baile, celular volando y n4lga expuesta, lo único claro es que alguien perdió el teléfono y otros perdieron la compostura. ¿Fue el alcohol o fue el drama? Solo sabemos que la noche terminó en show, pero no precisamente musical.