En la bahía Cispatá, en San Antero, el pescador Prudencio Hernández se convirtió en toda una leyenda al atrapar un coloso marino de 49.5 kilos y 1.70 metros de longitud. La escena parecía sacada de una película, cuando el hombre logró sacar del agua al que ahora llaman «El papá de los sábalos», dejando boquiabiertos a todos los testigos.
El asombroso hallazgo ocurrió en el barrio Miramar, justo frente al restaurante Don Calamar, donde más de uno se preguntó si era real lo que estaban viendo sus ojos.
Hernández, aún sin palabras, solo atinó a admirar la magnitud del animal, mientras los curiosos sacaban fotos y comentaban que este sería el «trofeo del año» para los pescadores locales.