En 2017, Alison Vivas, una joven de 22 años de Bogotá, decidió dejar Colombia tras recibir una oferta de trabajo en Cancún, México.
Con la ilusión de un nuevo empleo en un restaurante, viajó confiada en que su vida mejoraría. Sin embargo, al llegar, se dio cuenta de que la realidad era muy diferente: la oferta resultó ser una red de trata de personas y fue forzada a trabajar en un club nocturno, realizando bailes y prestando servicios sexuales.
Su pasaporte fue retenido y le impusieron una deuda de 170,000 pesos, lo que la atrapó en una situación desesperada.
Durante meses, Alison enfrentó condiciones inhumanas y largas jornadas de trabajo, sin poder escapar.
Afortunadamente, las autoridades mexicanas llevaron a cabo un operativo en el que Alison y otras 35 mujeres fueron rescatadas. Tras varios días, Alison pudo regresar a Colombia.
Hoy, Alison ha reconstruido su vida.
Es madre y ha fundado su propio negocio de confección de telas africanas llamado Menta y Pomelo. Ha decidido compartir su historia para advertir a otras personas sobre los peligros de la trata y brindar esperanza a quienes buscan un futuro mejor.
La historia de Alison es un poderoso ejemplo de resiliencia y valentía, mostrando cómo se pueden superar las adversidades más difíciles con determinación y coraje.