Razón tienen quienes al final del evento ayer con el presidente Gustavo Petro en Montelíbano, rebautizaron la jornada con el nombre “Gobierno no escucha”; porque más que un diálogo participativo de comunidades y anuncios programáticos resultó ser un monólogo del mandatario desde la mesa principal y una paupérrima participación de ‘voceros’ de algunas organizaciones que no representaban a las masas campesinas y comunitarias de la región.
Si bien el objetivo de este encuentro era escuchar las preocupaciones de la gente de Montelíbano y del Sur de Córdoba y hacer anuncios concretos desde el nivel central, llama la atención que, a pesar de que se tenía proyectado un diálogo fluido entre los presentes, el programa parecía tener un libreto fabricado desde Bogotá y con voces ya identificadas.
En la agenda del día quedó el glosario de peticiones y exposición de necesidades que presidentes de juntas de acción comunal y directivos de organizaciones campesinas llevaron al evento, promocionado desde la página de la presidencia como “estrategia de diálogo permanente con las comunidades”.
También quedaron pendientes las intervenciones del gobernador de Córdoba Orlando Benítez y de los alcaldes de la región, que, por regla de oro, debían tener una participación activa por ser conocedores de facto de los problemas, las acciones que se han desarrollado y las carencias que podría suplir el gobierno nacional si dejara hablar a la gente.
No es de gobiernos democráticos impedir el uso legítimo de la palabra de representantes elegidos por voto popular y que ejercen funciones de autoridad territorial, en escenarios institucionales para la escucha, la deliberación y soluciones articuladas entre los diferentes niveles de Gobierno a los problemas del pueblo.
Los asistentes vieron a un Petro que centró su intervención en banalidades que no referencian el verdadero significado de la presencia de un jefe de Estado en el territorio.
No habló, por ejemplo, del problema de inseguridad que persiste en el sur de Córdoba, y que se ha acrecentado con la proximidad de las elecciones regionales.
Tampoco se escuchó hablar del mal estado de las vías terciarias y nacionales, saneamiento básico, crisis energética, fortalecimiento de la educación superior, conectividad digital para los estudiantes, desarrollo económico y políticas fortalecidas del agro para los campesinos.
En este último punto Petro habló de su política de entrega de tierras, pero sin una ruta clara y sin mencionar la articulación de los gobiernos locales para la caracterización y la adjudicación.
Esos y otros temas de relevancia regional tendrán que seguir siendo atendidos por el gobernador y los alcaldes, coartados en su derecho a pedirle al presidente, ante las comunidades, mayor compromiso del Gobierno del Cambio.
En el ambiente quedó un tufillo electoral, especialmente porque este evento, financiado con recursos oficiales, tuvo una promoción ‘gratuita’ en la cuenta personal del candidato a la Gobernación de Córdoba Gabriel Calle, a través de la red social X.
Acabada la actividad y con la partida del presidente, el gobernador Orlando Benítez ofreció una rueda de prensa en la que lamentó la omisión de su intervención y de los alcaldes en uno de los eventos más importantes para las comunidades que reclaman mayor inversión social, prometida desde campaña de Petro.
“Es paradójico que se manipulen este tipo de escenarios y que no se permita una entrada tranquila y libre. Se manda un mensaje muy negativo al país de unas elecciones que podrían ser politizadas en este tipo de escenarios”, dijo Benítez.
Y lamentó que no se pudiera exponer el problema de inseguridad que por años ha golpeado al sur de Córdoba.
“Yo creo que una zona que ha sido históricamente golpeada por la violencia, no le queda bien a un líder venir a generar espacios de división, de fragmentación y de falta de articulación”, concluyó Benítez.