A pesar de que los padres de familia de la institución se han quejado ante los directivos, el problema persiste y los malos olores se han cada vez más insoportables.
Desde hace aproximadamente tres meses, en el colegio Diocesano Juan Pablo II, se viene presentado una problemática de vertimiento de aguas residuales. La situación ha traído consigo putrefactos olores, proliferación de insectos y además atenta contra el bienestar de los estudiantes.
La calle 22 entre carrera 6 y 7, donde se encuentra ubicada la salida de los estudiantes de primaria se mantiene encharcada por la obstrucción de una de las cajas de registro del centro educativo, pues al parecer no le han realizado el mantenimiento adecuado.
Vecinos del sector y padres de familia aseguran sus hijos no soportan los malos olores durante el día. La preocupación por el asentamiento de estas aguas es que los niños pueden llegar a enfermarse producto de la contaminación, sobre todo en estos días de lluvias que se agudiza la situación.
Por lo anterior, los afectados exigen a los directivos del colegio gestionar una solución definitiva e inmediata, pues de lo contrario acudirán a la Policía Ambiental, para que tome cartas en el asunto.