El Urabá antioqueño no lloró en silencio. Al contrario, despidió a uno de sus hijos más vibrantes con lo que mejor lo representaba: música, baile y energía. En medio del dolor por su trágica partida, familiares, amigos y seguidores de Luis Felipe Muñoz Bejarano, conocido como DJ Farru, le rindieron homenaje con una velada que fue más fiesta que velorio. Con mezclas en vivo, bailarinas y guaracha a todo volumen, el adiós fue tan auténtico como su legado.
El cuerpo del joven artista de 28 años fue hallado sin vida el pasado 10 de junio en el sector La Empacadora, cerca de la vereda Salsipuedes, en zona rural de Apartadó. Su desaparición había generado angustia entre sus allegados, quienes iniciaron una intensa búsqueda tras encontrar su vehículo abandonado. Las autoridades confirmaron que el cuerpo presentaba signos de violencia y mantienen abierta una investigación para esclarecer los hechos.
DJ Farru era una figura querida en la región de Urabá, donde se convirtió en referente de la guaracha y animador infaltable en fiestas, eventos y celebraciones populares. Su carisma, talento y cercanía con la comunidad lo convirtieron en mucho más que un DJ: era un símbolo de alegría y resistencia cultural. Su muerte ha generado conmoción y una ola de mensajes en redes sociales exigiendo justicia y recordando su legado musical.
La Catedral de Apartadó fue escenario de su último show, esta vez sin él en tarima, pero con su espíritu presente en cada beat. “No lo despedimos con lágrimas, sino con la música que lo hacía vibrar”, dijo uno de sus colegas. Porque si algo dejó claro DJ Farru, es que la guaracha también puede ser un acto de amor eterno.