En medio del barro, la angustia y el dolor que dejó el deslizamiento de tierra en la vereda Potrerito, zona rural de Bello, Antioquia, emergió una chispa de esperanza: un bebé de tan solo seis meses fue rescatado con vida entre los escombros, tras una avalancha que cobró la vida de 13 personas, entre ellas su madre y dos hermanitas. Envuelto en barro pero con signos vitales, el niño fue hallado por organismos de socorro que, desde la madrugada del martes, no han cesado su labor.
La imagen del pequeño, cobijado en mantas improvisadas y sostenido en brazos de un rescatista, se ha convertido en símbolo de fortaleza nacional. Su tía, Mary Pulgarín, entre lágrimas, compartió que el menor es el único sobreviviente de su familia, una realidad devastadora que contrasta con el milagro de su supervivencia. La escena ha conmovido profundamente a la comunidad, tocando fibras en todo el país y recordando el valor incalculable de la vida.
Mientras continúan las labores de búsqueda, el testimonio de este bebé ha unido a los habitantes de Bello y a todo Colombia en torno a un sentimiento de solidaridad. Voluntarios, vecinos y autoridades han canalizado su dolor en acciones de apoyo, recaudaciones y acompañamiento a las familias afectadas, demostrando que incluso en la tragedia, la empatía puede abrir paso a la esperanza.
Este niño, que sobrevivió a la furia de la naturaleza, se ha convertido en un símbolo de renacer. Su historia no solo da cuenta de una tragedia irreparable, sino que también revela el coraje de los rescatistas, la unión de una comunidad herida y la posibilidad de que, aun en medio del luto, emerjan razones para creer en lo extraordinario.