Que levante la mano el que nunca se haya dejado llevar por la emoción de ver a su ídolo. Pues bien, eso fue lo que le pasó a Silvestre Dangond en 1997, cuando la fiebre por Diomedes Díaz lo llevó directo a una celda. El cantante vallenato, que hoy llena estadios y rompe récords, reveló que estuvo preso en Valledupar tras intentar llegar, sin un peso y en un carro venezolano sin papeles, al lanzamiento del álbum Mi Biografía del Cacique de La Junta.
Silvestre y su amigo ‘Caniche’ emprendieron el viaje desde Urumita con la esperanza de colarse en la celebración, pero la Policía les cayó en pleno camino. Con la emoción desbordada, pensaban encontrarse con la caravana de Diomedes, pero terminaron metidos en una estación de Policía. Desde las rejas, vieron pasar a su ídolo sin poder hacer nada, solo lamentarse por la mala jugada del destino.
“A nosotros nos cogieron presos y nos mandaron pa’ la Policía”, confesó entre risas el cantante, recordando que por culpa del Cacique pasó una de las noches más amargas de su juventud. Pero, como todo en la vida, el tiempo le dio otro giro a la historia, convirtiéndola en una anécdota que hoy cuenta con humor y que demuestra hasta dónde puede llegar el fanatismo por un ídolo.
Ahora, con una carrera de intachable y tras llenar en tres oportunidades el Parque de la Leyenda Vallenata con El Último Baile, Silvestre recuerda aquel episodio como parte de su camino a la cima. Porque sí, pasó por las rejas, pero terminó conquistando escenarios con el mismo fervor con el que alguna vez corrió detrás del Cacique.