Durante su paso por Valledupar, el precandidato presidencial Santiago Botero volvió a encender la polémica con declaraciones que no dejaron indiferente a nadie. En entrevista con medios locales, aseguró que en un eventual gobierno suyo “los infieles no podrán ocupar cargos públicos”, pues, según él, “quien engaña a su pareja también es capaz de engañar al Estado”. Botero fue más allá al afirmar que, incluso si descubriera que su propio vicepresidente incurre en una infidelidad, lo destituiría de inmediato.
El aspirante defendió su postura asegurando que el país necesita funcionarios “reales y coherentes”, y que no se trata de preferencias de pareja, sino de no tolerar la doble moral en el servicio público. A esto le sumó otras propuestas igual de controversiales: la implementación de la pena de muerte para corruptos, violadores y sicarios, y un plan para que delinquir en Colombia “deje de ser un negocio rentable”. Sus declaraciones generaron reacciones encontradas, entre críticas por el tono radical y apoyos de quienes ven en él una voz de “mano dura”.
Botero, conocido por no guardarse palabras y hasta aceptar el apodo de “el candidato del balín”, insistió en que Colombia necesita un cambio drástico en materia de justicia y seguridad. “Hoy la Constitución protege a los bandidos”, dijo, asegurando que, si llega al poder en 2026, sus propuestas buscarán enviar un mensaje de cero impunidad. Con un discurso cargado de religiosidad y firmeza, el precandidato deja claro que su campaña se moverá bajo la consigna de orden, moralidad y castigos ejemplares.