El exjefe guerrillero Iván Márquez, líder de la disidencia ‘Segunda Marquetalia’, ha sido condenado a 40 años de prisión por el secuestro y asesinato del subteniente del Ejército Nacional Wargner Harbey Tapias Torres. La sentencia, emitida por un juzgado de Turbo, Antioquia, marca un hito en la lucha contra la impunidad de los crímenes cometidos por las extintas Farc.
Los hechos que llevaron a esta condena ocurrieron el 28 de mayo de 1997, cuando guerrilleros de las Farc instalaron un retén ilegal en la vía entre Turbo y San Pedro de Urabá. Allí, Márquez ordenó la captura del subteniente Tapias Torres, quien fue trasladado a un campamento donde permanecían otros secuestrados, entre ellos el gobernador de Antioquia, Guillermo Gaviria, y su asesor de paz, Gilberto Echeverri. Seis años después, el 5 de mayo de 2003, Márquez dio la orden de ejecutar a los retenidos en medio de una operación militar para su rescate.
La Fiscalía General de la Nación presentó pruebas contundentes que demostraron la responsabilidad de Márquez como determinador de los crímenes. Testimonios, análisis periciales y evidencia técnica fueron clave para que el juez lo declarara culpable de homicidio en persona protegida y secuestro extorsivo agravado. Además, se le negó cualquier beneficio de prisión domiciliaria o suspensión de la pena.
Este fallo judicial envía un mensaje claro: los crímenes de guerra no quedarán impunes. Mientras Márquez enfrenta su condena, el país sigue esperando justicia para las miles de víctimas del conflicto armado. ¿Será este el principio del fin para los cabecillas que aún buscan evadir la justicia?