«Hasta el último momento» Joven con cáncer terminal murió esperando atención medica

Karla López tenía solo 25 años y vivía en el municipio de Carepa, Antioquia. Era madre de una niña de ocho años y una mujer alegre, fuerte, llena de vida. Todo comenzó con dolores de estómago que no la dejaban dormir. Fue a urgencias, pidió ayuda, pero solo le dijeron que era gastritis. Cuando por fin le ordenaron una endoscopia, en una clínica de Apartadó se la negaron. ¿La razón? Se había practicado una cirugía para no tener más hijos y debía esperar tres meses. El sistema le cerró la puerta.

Pasaron casi dos meses para que la atendieran como debía ser. El 25 de junio, cuando ya no podía más, fue trasladada a otra ciudad. Allí le confirmaron lo que su cuerpo venía gritando: tenía un tumor en el estómago. Cáncer. Aunque al principio logró estabilizarse, la enfermedad regresó con fuerza. Aun así, Karla nunca dejó de sonreír. Su hija, su familia y su pareja fueron su motor. Él estuvo con ella en cada cita, en cada noche difícil, en cada esperanza. No la soltó ni un solo día.

“Estoy rodeada de amor”, escribió Karla en sus redes. Hoy esas palabras duelen, pero también abrazan. Porque Karla no solo vivió una injusticia, también dejó una lección: no es normal que una joven tenga que suplicar para ser escuchada. Su historia no es un caso aislado, es el reflejo de un sistema que muchas veces responde tarde, cuando ya no hay vuelta atrás.