La madrugada de este miércoles 16 de julio volvió a teñirse de violencia en el suroccidente colombiano. Seis tractomulas fueron incineradas en distintos puntos de la vía que conecta a Buenaventura con el interior del país, en lo que las autoridades califican como un atentado planeado y ejecutado por grupos armados ilegales. Un conductor resultó herido por arma de fuego tras ser intimidado por los atacantes, quienes lo obligaron a descender del vehículo antes de prenderle fuego.
Los hechos ocurrieron entre los kilómetros 16, 17 y 25 de la carretera, incluyendo un parqueadero de carga pesada. Además, fue hallada una granada de fabricación artesanal en el tramo comprendido entre los kilómetros 23 y 25, lo que evidencia la intención de sembrar terror y obstaculizar el tránsito en este corredor clave para el comercio nacional.
Aunque ningún grupo se ha atribuido oficialmente el ataque, las autoridades no descartan la participación del Ejército de Liberación Nacional (ELN), que ha ejecutado acciones similares en esta misma vía en semanas anteriores. También se investiga la posible implicación de disidencias de las FARC, especialmente la columna móvil Dagoberto Ramos Ortiz, que delinque en el Cauca y ha sido vinculada a operaciones de narcotráfico en la región.
La Policía Nacional, en coordinación con el Ejército y la Armada, desplegó operativos de control, verificación y desactivación de explosivos para garantizar la seguridad de los transportadores. Sin embargo, el ataque revive las preocupaciones de gremios logísticos y ciudadanos sobre el abandono estatal en zonas estratégicas y la creciente capacidad de fuego de estructuras criminales que siguen imponiendo su ley en las carreteras del país.