Una escena desgarradora pero esperanzadora se vivió en la madrugada de este jueves en el barrio Divino Niño, en Santa Marta, cuando una familia encontró a una bebé recién nacida abandonada en su patio. La pequeña, aún con el cordón umbilical y rastros de sangre, yacía boca abajo sobre el suelo, llorando con fuerza, en señal de vida y resistencia.
El hallazgo ocurrió alrededor de las 3:00 a. m., cuando una mujer se levantó para ir al baño y escuchó el llanto agudo de la menor. Despertó a su esposo, Julio, un miembro activo de la Iglesia Pentecostal, y juntos salieron al patio. Lo que vieron los dejó paralizados, pero no dudaron: Julio tomó a la bebé en sus brazos, la limpió como pudo y corrió al centro de salud de Bastidas, donde los médicos actuaron de inmediato para estabilizarla.
Con un golpe en la cabeza pero signos vitales fuertes, la bebé fue trasladada luego al Hospital Universitario Julio Méndez Barreneche. Allí permanece bajo observación médica y en condición estable. La familia que la rescató, profundamente conmovida, se ha convertido en símbolo de solidaridad y humanidad en medio de una realidad marcada por el abandono y la precariedad.
“Esa niña es una guerrera”, expresó Julio, aún conmovido. “No juzgo a la madre, pero hay otras salidas, hay manos que pueden ayudar”, reflexionó. Paradójicamente, su hija también está embarazada, lo que intensificó el impacto emocional de la escena. Más que un hecho noticioso, lo ocurrido ha dejado una lección profunda sobre empatía, protección a la infancia y el valor de actuar cuando la vida llama, incluso en mitad de la madrugada.