Durante el funeral del senador Miguel Uribe Turbay, su hermana no pudo contener las lágrimas al recordar que, más de tres décadas atrás, también vivió la pérdida de su madre en circunstancias violentas. Esta nueva tragedia, marcada por el asesinato de Miguel, reabre heridas profundas en una familia que ha sido golpeada por el conflicto y la intolerancia política en Colombia.
Conmovida, la hermana del dirigente expresó que “la historia se repite, y eso duele más que cualquier otra cosa”. Su rostro reflejaba no solo el duelo por la pérdida de un hermano, sino el peso de una memoria que vuelve a sacudir a quienes han luchado por reconstruirse desde el dolor. La escena, íntima y desgarradora, se convirtió en símbolo del impacto humano detrás del magnicidio.
Miguel Uribe fue despedido por familiares, amigos y líderes políticos que acompañaron a la familia en un acto solemne cargado de respeto y silencio. La hermana, visiblemente afectada, recibió muestras de apoyo de quienes reconocen que este crimen no solo arrebató una vida, sino que volvió a romper una historia que ya había sido marcada por la violencia.
El país observa con atención y empatía el dolor de una familia que ha sido víctima dos veces del mismo drama. La exigencia de justicia no solo busca esclarecer los hechos, sino evitar que otras historias se repitan. Porque detrás de cada nombre hay una vida, y detrás de cada vida, una familia que merece paz.