Desde que Gustavo Petro asumió la presidencia de Colombia, cada paso que da, bueno o malo, se convierte en tema de conversación nacional. Y esta vez, el mandatario no solo está en el ojo público por sus decisiones políticas, sino por un evidente retoque estético que ha desatado una ola de comentarios en redes sociales y medios de comunicación.
El presidente, de 65 años, apareció en público con una mandíbula más definida, párpados rejuvenecidos y una piel tersa que no pasó desapercibida. Según expertos, Petro se habría sometido a un lifting facial, una blefaroplastia o, al menos, un toque de bótox.
La evidencia más reveladora: una cicatriz debajo de la oreja que dejó claro que el mandatario también tiene su lado vanidoso. Y, como era de esperarse, las críticas no tardaron en llegar, especialmente porque en Colombia no es común ver a los jefes de Estado preocupados por su estética mientras enfrentan crisis de seguridad nacional.
La polémica se intensificó cuando varios medios informaron que los procedimientos habrían sido realizados en la Clínica Santa Bárbara, en Bogotá, con un costo estimado entre 20 y 30 millones de pesos colombianos. Aunque la clínica no confirmó ni desmintió la información, el precio generó indignación entre algunos ciudadanos, quienes consideran que el gasto es inapropiado en medio de las dificultades que enfrenta el país.
Mientras tanto, en redes sociales, los memes y comentarios no han parado. Algunos defienden el derecho del presidente a cuidar su imagen, argumentando que, con tantas cámaras y luces encima, un retoque no está de más. Otros, más críticos, cuestionan si este lifting es parte de una estrategia para «rejuvenecer» su imagen política. Sea como sea, Petro sigue demostrando que, incluso con un bisturí de por medio, sabe cómo mantenerse en el centro de la atención.