Clínica Los Comuneros está dejando morir a Monseñor Nel Beltrán; el trato es inhumano

Monseñor Nel Beltrán Santamaría, exobispo de Sincelejo y miembro destacado del Consejo Nacional de Paz, se encuentra en delicado estado de salud en la Clínica Comuneros de Bucaramanga, donde su familia denuncia un presunto caso de negligencia médica. Según declaraciones de Henry Orlando Beltrán Colmenares, sobrino del religioso, el paciente lleva días sin recibir alimento y el personal médico se ha negado a suministrarle nutrición por sonda, pese a su deteriorado estado físico y cognitivo. Beltrán padece cáncer de próstata con metástasis y Alzheimer avanzado, lo que le impide masticar o tragar.

La denuncia también incluye fuertes señalamientos contra el trato recibido por los familiares, quienes aseguran que ni los cuidados privados ni las solicitudes formales han conseguido una atención adecuada. “Le dijeron a mi papá que no le iban a pasar la sonda y que se lo entregaban muerto. Esa fue la respuesta del médico internista”, afirmó el sobrino. Además, acusan a la clínica de haber retirado los medicamentos del Alzheimer sin explicación, negarse a entregar la historia clínica y dilatar cualquier trámite informativo.

La familia señala un ambiente de desinterés y frialdad por parte del personal médico, incluso ante el pedido de respeto y trato digno hacia el paciente. A pesar de haber sido trasladado de habitación con la promesa de una valoración especializada, monseñor Beltrán continúa sin recibir atención adecuada, según sus allegados. La imagen descrita por su sobrino “su cara es calaveruda, está en los puros huesos” transmite la desesperación de una familia que insiste en que su tío no merece morir así, abandonado en una clínica, sin alimento ni respuestas claras.

Este caso ha causado indignación, no solo por tratarse de una figura pública que ha predicado paz durante décadas, sino por el posible reflejo de una crisis estructural en el sistema de atención a pacientes en condición terminal. La Clínica Comuneros no se ha pronunciado oficialmente sobre las acusaciones, mientras el clamor familiar crece y exige respeto, humanidad y garantías mínimas para una muerte digna.