Hernán Octavio Moreno Mora, un antioqueño de 77 años, acaba de graduarse como ingeniero matemático en la Universidad EAFIT de Medellín, cumpliendo un sueño que había dejado pendiente desde su juventud. Aunque en los años 60 inició estudios en Geología en la Universidad Nacional, nunca presentó su tesis. Décadas después, y tras jubilarse, decidió volver a las aulas para cerrar ese capítulo inconcluso.
Durante su vida profesional, Hernán trabajó en el área de sistemas, incluso fue columnista de tecnología en El Colombiano. Pero fue el deseo de mantenerse activo y la inquietud de no haberse graduado lo que lo llevó a retomar los estudios. “Me estaba enloqueciendo sin nada qué hacer”, confesó en un emotivo video publicado por la universidad. Así, con disciplina y curiosidad, se convirtió en compañero de jóvenes con quienes compartió clases, escaleras y hasta rutinas de ejercicio.
Sus compañeros lo recuerdan como un ejemplo de energía y constancia. “Subía todos los días hasta el quinto piso a pie, mientras nosotros usábamos el ascensor”, contó una de sus compañeras. Hernán no solo se integró al grupo, sino que aportó su experiencia con humildad y entusiasmo. En su discurso de grado, dejó una frase que conmovió a todos: “Si alguna vez sienten que es tarde para algo, piensen en este viejo, casi geólogo, que decidió volver a empezar”.
La historia de Hernán se ha viralizado en redes sociales como un símbolo de que la edad no es un límite, sino una oportunidad para reinventarse. Su logro no solo inspira a quienes postergan sus sueños, sino que también reivindica el valor del aprendizaje como un camino permanente. “La edad no es frontera, es impulso”, dijo. Y con su título en mano, lo demostró.