En una rueda de prensa desde la Casa Blanca, el presidente Donald Trump anunció que el ejército de Estados Unidos acaba de disparar contra una embarcación cargada de droga proveniente de Venezuela en aguas del Caribe. “Literalmente acabamos de disparar un barco lleno de drogas”, dijo Trump, rodeado de su gabinete y decenas de periodistas. El hecho ocurrió hace apenas minutos y fue confirmado por el secretario de Estado Marco Rubio, quien calificó el ataque como una “acción letal” contra una organización narco-terrorista.
La operación militar se da en medio de una creciente tensión entre Washington y Caracas, que ya venía escalando por el despliegue de más de 4.500 marines y siete buques estadounidenses cerca de Venezuela. El presidente Nicolás Maduro respondió con furia, calificando el ataque como “criminal, inmoral y sangriento”, y declaró “máxima preparación para la defensa de Venezuela”. La zona del Caribe se convierte así en un nuevo foco de conflicto internacional, con implicaciones que podrían escalar rápidamente.
Este hecho marca un punto de quiebre en la relación entre ambos países, y pone sobre la mesa el uso de fuerza militar directa como herramienta de combate al narcotráfico. Mientras Trump asegura que “muchas drogas vienen de Venezuela”, el gobierno de Maduro denuncia una provocación imperialista. La comunidad internacional observa con preocupación, mientras en redes sociales ya se habla de “la primera bala de una guerra silenciosa”.