La Marina de Estados Unidos incautó cerca de 560 kilos de cocaína en una operación realizada el pasado 11 de agosto en aguas internacionales del Pacífico. El destructor USS Sampson, apoyado por un helicóptero y equipos de abordaje, persiguió una lancha sospechosa que intentó escapar arrojando fardos al mar. Tras varios disparos de advertencia y la inmovilización de la embarcación, dos tripulantes fueron capturados y puestos bajo custodia.
El operativo se enmarca en el refuerzo militar de Washington contra el narcotráfico en la región. Según fuentes oficiales, tras la incautación el gobierno de Donald Trump ordenó el despliegue de tres buques de guerra cerca de las costas de Venezuela, equipados con sistemas de misiles guiados. Esta decisión se da justo cuando la administración norteamericana aumentó a 50 millones de dólares la recompensa por información que lleve a la captura de Nicolás Maduro, acusado de tener nexos con el narcotráfico.
La presencia militar estadounidense en aguas suramericanas ha encendido las alarmas en medio de la crisis política con Caracas. Washington desconoce la legitimidad de Maduro y lo señala de liderar el llamado “Cartel de los Soles”. Con este despliegue naval y la presión internacional en aumento, la tensión en la región vuelve a escalar, dejando en el aire la pregunta de hasta dónde llegarán las medidas para frenar el tráfico de drogas y sus redes criminales.