Ignacio Villagra tenía 22 años, vivía en Villa Bustos, Córdoba, Argentina y trabajaba en una carbonería mientras buscaba una oportunidad laboral que le permitiera mejorar su situación. La noche del lunes, en barrio Empalme, fue víctima de un hecho violento que terminó con su vida, justo cuando se preparaba para una entrevista de trabajo que lo ilusionaba. Según la investigación, tres personas encapuchadas intentaron abordarlo en la vía pública, y aunque aún se esclarecen los detalles, el joven fue hallado con sus pertenencias intactas, lo que genera interrogantes sobre el caso..
Su madre, Marisa, compartió con medios locales el último diálogo que tuvo con él: “Me dijo que iba un rato con sus amigos y volvía temprano porque al otro día tenía la entrevista. Estaba contento, me decía: ‘mamá, ya vamos a salir adelante’”. El testimonio, cargado de dolor, refleja el perfil de un joven trabajador, querido por su entorno y con muchas ganas de progresar. La familia exige justicia y confía en que el proceso judicial avance con celeridad.
La Policía de Córdoba ya detuvo a uno de los presuntos implicados, mientras otros dos sospechosos permanecen prófugos. Las cámaras de seguridad de la zona registraron parte del ataque, y la fiscal Lourdes Quagliatti lidera la investigación. Vecinos del sector han denunciado reiteradamente la inseguridad en esa zona, describiéndola como “tierra de nadie”, con robos frecuentes y escasa presencia policial.
El caso de Ignacio no solo conmueve por su juventud, sino por el momento en que ocurrió: justo cuando estaba a punto de dar un paso importante en su vida. Su historia se ha convertido en símbolo de la vulnerabilidad que enfrentan muchos jóvenes en contextos de violencia urbana, y ha despertado un llamado colectivo por mayor protección, oportunidades y justicia.