En un acuerdo que ya genera controversia, el presidente Gustavo Petro avaló junto a Nicolás Maduro la creación de una zona binacional entre Colombia y Venezuela, que abarcará los departamentos de Norte de Santander, César y La Guajira, y los estados venezolanos de Táchira y Zulia. El memorando de entendimiento fue firmado el 17 de julio por la ministra colombiana Diana Marcela Rojas y la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez, y contempla cooperación en comercio, industria, energía, turismo y transporte. Maduro aseguró que el proyecto busca sustituir cultivos de coca en el Catatumbo por producción agrícola, y que incluirá coordinación militar y policial para “liberar la zona de mafias y grupos armados”.
El presidente Petro defendió el acuerdo como una estrategia para “llevar el Estado a controlar la frontera” y convertir el Catatumbo en una zona franca de inversión legal. Sin embargo, sectores críticos advierten que esta alianza con el régimen chavista podría abrir la puerta a intereses ilegales y a una mayor influencia de Venezuela en territorio colombiano. La periodista Vicky Dávila calificó el pacto como una “imposición de un socio narcodictador”, mientras que la exconcejal Ángela Benedetti afirmó que “huele muy feo” y lo relacionó con el Cartel de los Soles.
El jefe de despacho de Petro, Alfredo Saade, celebró el acuerdo como el cumplimiento del “sueño de Hugo Chávez” y una transformación política y económica de la región. Aunque el Ministerio de Comercio aclaró que por ahora solo se contempla Norte de Santander como plan piloto, Maduro ya propuso expandir la zona a Arauca, Guainía y Vichada. La falta de transparencia sobre el contenido del memorando y la inclusión de cooperación militar han encendido alarmas sobre el verdadero alcance de esta “zona de paz” que, según sus críticos, podría convertirse en una zona de control binacional con intereses opacos.