Mervin Yamarte, un joven venezolano de 29 años, rompió el silencio tras ser deportado sorpresivamente desde EE. UU. a El Salvador, donde fue encerrado en la temida megacárcel CECOT. Sin antecedentes ni pruebas en su contra, asegura que vivió meses de tortura y humillaciones. “Nos golpeaban por todo: por bañarnos, por dormir, por no comer”, contó en entrevista, luego de regresar a Venezuela.
Todo comenzó cuando fue detenido en Texas, pese a tener sus papeles en regla y una audiencia pendiente. A los pocos días, lo trasladaron sin explicación al CECOT, un centro construido por el gobierno de Bukele para recluir a presuntos pandilleros. Mervin relata que compartió celda con casi 20 personas, recibió golpizas, nunca vio la luz del sol y fue acusado sin pruebas de ser parte del Tren de Aragua.
El joven denuncia que las agresiones eran constantes y que los reclusos eran tratados “como animales”. Su historia pone la lupa sobre los cuestionamientos al sistema carcelario salvadoreño y al acuerdo de deportaciones entre EE. UU. y El Salvador. “Nos metieron ahí como si fuéramos criminales, pero yo solo quería trabajar y salir adelante”, concluyó.