Estados Unidos ha iniciado una movilización militar sin precedentes en el sur del mar Caribe, enviando tres destructores Aegis con misiles guiados, USS Gravely, USS Jason Dunham y USS Sampson junto a submarinos, aviones espía P-8 y 4.000 marines hacia el límite del mar territorial venezolano. El despliegue, confirmado por fuentes del Pentágono a la agencia Reuters, responde a una orden ejecutiva del presidente Donald Trump emitida el 8 de agosto, que autoriza el uso de fuerzas armadas contra carteles latinoamericanos de drogas, ahora considerados organizaciones terroristas internacionales.
La operación busca enfrentar al Cartel de los Soles presuntamente liderado por Nicolás Maduro y al grupo criminal Tren de Aragua, ambos señalados por Washington como amenazas transnacionales. Además, EE.UU. ha elevado a 50 millones de dólares la recompensa por información que conduzca a la captura del mandatario venezolano. Aunque no se ha precisado el alcance territorial del operativo, se espera que las maniobras se desarrollen en aguas internacionales durante varios meses, con capacidad para ejecutar labores de inteligencia, vigilancia y ataques selectivos.
Desde Caracas, el gobierno venezolano ha calificado la acción como una “amenaza extravagante” y ha activado un plan de defensa territorial que incluye el despliegue de 4,5 millones de milicianos. El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, y el vicepresidente Diosdado Cabello han rechazado los señalamientos de narcotráfico y han acusado a la DEA de operar como “el único cartel de drogas a la luz del mundo”. En medio de actos políticos y mensajes televisivos, Maduro ha reiterado que “Venezuela defenderá sus cielos, sus mares y su tierra”, mientras crece la tensión diplomática en la región.