Mientras el mundo observa con preocupación el conflicto entre Israel e Irán, el régimen de Nicolás Maduro ha reafirmado su alianza estratégica con Teherán, consolidando acuerdos que van más allá de lo económico. En una reciente reunión en Caracas, el dictador venezolano recibió al presidente del Parlamento iraní, Mohammad Baqer Qalibaf, con quien revisó los convenios de cooperación que ambos países han firmado en los últimos años.
Este acercamiento no es casualidad. Venezuela e Irán han sido sancionados por Estados Unidos, lo que ha llevado a ambos regímenes a fortalecer su relación en sectores clave como energía, defensa y tecnología. En medio de la escalada de tensiones en Medio Oriente, Maduro ha expresado su respaldo a Teherán, calificando el reciente ataque israelí como una «agresión criminal» y exigiendo el cese inmediato de las hostilidades.
A pesar de los intentos de Maduro por presentarse como un actor neutral en el conflicto, su respaldo a Irán y la profundización de acuerdos estratégicos demuestran que su régimen sigue alineado con gobiernos que desafían el orden internacional. Mientras la comunidad internacional debate sobre las consecuencias de la crisis en Medio Oriente, Venezuela e Irán continúan estrechando lazos, consolidando una alianza que podría tener repercusiones en la geopolítica global.