A un mes del trágico fallecimiento de Diogo Jota, el mundo del fútbol sigue conmocionado por la pérdida del delantero portugués, quien murió junto a su hermano André Silva en un accidente automovilístico en Zamora, España. La tragedia ocurrió apenas 11 días después de su boda con Rute Cardoso, su compañera de vida desde la adolescencia y madre de sus tres hijos. Desde entonces, el duelo ha sido profundo y público, marcado por homenajes en Anfield, mensajes de figuras internacionales y el retiro simbólico de su dorsal en Liverpool.
En medio del dolor, Rute ha contado con el apoyo constante de personas cercanas, entre ellas el mejor amigo de Jota, quien ha estado presente en su vida desde el primer momento tras el accidente. Aunque no ha sido identificado públicamente, su acompañamiento ha sido clave para la viuda, brindándole contención emocional y respaldo familiar en un proceso que aún resulta difícil de asimilar. La presencia de este amigo ha sido descrita por allegados como “discreta pero firme”, respetando el espacio íntimo de la familia de Diogo.
El mensaje publicado por Rute en redes sociales, “Un mes de nuestro ‘hasta que la muerte nos separe’. Para siempre, tu chica blanca”, refleja la profundidad de un vínculo que ni la tragedia ha logrado quebrar. En ese contexto, el acompañamiento de quienes compartieron la vida con Jota se convierte en símbolo de lealtad y amor duradero, manteniendo vivo su legado más allá del campo de juego. El fútbol pierde a un ídolo, pero su historia humana sigue inspirando.