El Salvador ha dado un giro radical en su historia. Lo que hace una década era considerado uno de los países más violentos del mundo, hoy presume 900 días sin homicidios, un logro que el presidente Nayib Bukele no ha dudado en destacar. Su estrategia de seguridad ha sido aplaudida en distintos sectores, pero también ha despertado interrogantes.
Mientras Colombia enfrenta una crisis de violencia en múltiples regiones, muchos ciudadanos se preguntan si un modelo similar al de Bukele podría marcar la diferencia en el país.
¿Es una solución efectiva o un riesgo para las libertades individuales? El debate está encendido, con voces que defienden el enfoque de mano dura y otras que advierten sobre sus consecuencias a largo plazo.