Junior se despidió oficialmente de los cuadrangulares del Torneo Apertura tras su derrota ante Independiente Medellín, sellando una campaña marcada por errores defensivos y falta de contundencia en ataque. César Farías, el estratega Tiburón, enfrentó los micrófonos con su particular tono desafiante, justificando la caída con cinco errores puntuales que el equipo costeño pagó a precio de oro. «Si uno quiere ser finalista, no puede cometer ese tipo de errores», reconoció, pero la realidad es que Junior nunca pareció a la altura del desafío.
Más allá de la pobre eficacia frente al arco rival, el DT venezolano también deslizó críticas al arbitraje como parte de la ecuación del fracaso. «Nos golpearon los errores arbitrales en los primeros tres partidos», afirmó, intentando explicar la eliminación como una serie de infortunios en lugar de un problema estructural. Sin embargo, la afición rojiblanca no compra excusas y exige respuestas ante otro semestre perdido.
Sobre su continuidad, Farías esquivó la pregunta con la destreza de quien ya ha visto venir el huracán. «Es un buen hábito del periodista reformular para que el entrevistado vuelva a una pregunta que no va a responder», comentó con ironía, dejando en el aire su futuro en el club barranquillero. Lo cierto es que su destino dependerá más de la paciencia de los directivos que de sus declaraciones de resiliencia.
El Tiburón ahora deberá jugar por el honor, sin chance de disputar la final, pero con la tabla de reclasificación como único incentivo. ¿Menos presión y más libertad de juego? Eso dice el técnico. Lo que es seguro es que la hinchada costeña esperará una reacción inmediata o empezará a exigir un cambio radical en el timón del equipo.