Néstor Lorenzo escuchó el clamor del pueblo y soltó a Dayro Moreno en el Metropolitano. El goleador histórico del fútbol colombiano, con 39 años y 11 meses, rompió el récord de Faryd Mondragón y se convirtió en el jugador más veterano en disputar minutos con la Selección Colombia en Eliminatorias.
Fueron solo diez minutos, pero bastaron para que el estadio se pusiera de pie, hiciera la ola y coreara su nombre como si fuera una verdadera estrella.
Dayro no solo volvió al campo, volvió al corazón de la gente. Su presencia desató una fiebre nacional: canciones, camisetas brillantes, accesorios estrafalarios y hasta memes con su icónica frase “mi hidratante es el alcohol”. Niños, jóvenes y adultos lo siguen como ídolo, y su himno que no puede faltar en ninguna publicación de redes sociales, “Dayro Moreno Dayro Moreno, goles pa’ los nenes, goles pa’ las nenas” retumbó en Barranquilla como si fuera final de Mundial.
Más que un futbolista, Dayro se ha convertido en fenómeno cultural. Su regreso a la Selección, tras años de ausencia, no solo responde a sus goles, sino a una narrativa de redención, irreverencia y conexión con el pueblo. En tiempos de frialdad táctica, Dayro es emoción pura. Y Colombia, por fin, lo celebra como se merece.