En Lorica, Córdoba, el sol pega duro y el trabajo informal no da tregua. Para cientos de mototaxistas, cada carrera representa el sustento diario, el almuerzo de los hijos, el chance de seguir rodando. Pero en medio de ese esfuerzo, una mujer presuntamente del barrio Gaita se ha convertido en el dolor de cabeza de muchos. La historia se repite: se sube a la moto, llega al destino, promete buscar la plata… y desaparece como si la tierra se la tragara. “Se baja contenta y deja el pelero”, dicen los mototaxistas, entre rabia y resignación.
La situación ha generado malestar en el gremio, que ya considera exponerla públicamente en redes sociales para evitar que siga “bailándoles el indio”. Algunos relatan que, bajo el sol temblado de Lorica, ni siquiera logran detallar bien su rostro, y cuando se dan cuenta, ya la mujer cogió vuelo. “Uno queda con la cara larga y el brazo estirado esperando el billete… y nada. Tú conoces a yaper”, comentan entre risas amargas quienes han sido víctimas.
El mototaxismo en Córdoba es más que un oficio: es una de las principales fuentes de empleo informal en la región. En municipios como Lorica, representa una red de supervivencia para cientos de familias que viven del día a día, sin garantías ni contratos. Por eso, cada carrera cuenta. Y cada estafa, por pequeña que parezca, golpea fuerte. La denuncia no es solo por el dinero: es por respeto al trabajo de quienes, bajo el sol y entre el tráfico, se ganan la vida con dignidad.