Durante la celebración de los 500 años de Santa Marta, el presidente Gustavo Petro lanzó una propuesta que ya genera debate: construir una Estatua de la Libertad en el emblemático Morro, pero con sello colombiano. “Linda, linda, linda, morena, piel canela”, dijo el mandatario, al encargar al Ministerio de Cultura el estudio de esta figura femenina que represente la diversidad étnica, la belleza natural y la riqueza cultural del país.
La idea no es nueva. Petro ya había sugerido trasladar la estatua de Nueva York a Cartagena, como símbolo de libertad frente a las políticas migratorias de Estados Unidos. Ahora, el giro hacia Santa Marta busca posicionarla como epicentro cultural del Caribe colombiano. “Ya no nos van a entregar la de Nueva York, pues hagamos una”, insistió, en medio de una alocución cargada de referencias históricas, críticas al colonialismo y exaltación de Bolívar.
La estatua, según Petro, debe mirar hacia Haití, Cuba y el continente de la libertad. No será solo un monumento, sino un ícono de identidad caribeña, mestiza y rebelde. “Tiene que expresar la diversidad de nuestras sangres, la hermosura de nuestra naturaleza y la hermosura de nuestras culturas diversas”, agregó, mientras el Morro se perfila como el nuevo faro simbólico del país.
Por ahora, es solo un sueño presidencial. Pero si se concreta, Santa Marta no solo tendrá su diosa de la libertad: tendrá una estatua que desafía el canon, reescribe el símbolo y pone a hablar al Caribe en voz alta.